En algún momento de nuestras vidas
pensamos en lo que nos rodea, no en un sentido práctico, más bien en general. En
los elementos que son invariablemente dispuestos ante nosotros de una forma
natural y los cuales debemos administrar y cuidar porque son de tal
vulnerabilidad que por el maltrato o la desidia pueden llegar a convertirse en
un recurso escaso o hasta generar un caos.
Los elementos a los que nos referimos, en
este caso, son ciertas fuerzas naturales,
especialmente las atmosféricas, percibidas en cuanto a posibles causantes de
daño o destrucción y también como principios básicos o fundamentales de una
ciencia o un arte.
Tomamos como base para este encuentro de
obras, la reflexión sobre los diferentes elementos de la naturaleza que de
algún modo surcan nuestras producciones individuales que fueron y son pautas
para explicar una relación inestabilidad.
En esta relación siempre hay una excusa
relacionada con el sentido de la vida: el aire para respirar, el agua para
beber y la tierra para comer. En el arte siempre hay excusas para reflexionar y
un día nos damos cuenta que de alguna ausencia hablamos de presencias como
experiencias vitales que se harán imagen, algo concreto o algo actuado.
Sergio Bonzon viene trabajando con botes
a la deriva en entornos alterados, Guillermo Marzullo toma su territorio como
experiencia de existencia y yo con morfologías que se rompen y necesitan
respirar. Así nos unimos los tres con nuestras producciones para enfrentarnos a
nuestras capacidades de existir y unirnos ante la ausencia y la sorpresa.
Unir estas obras es un proceso reactivo,
un juego grupal de evidencias visibles donde el trabajo con estos elementos
pasan a través del filtro de la duda intentando encontrar claves que nos saquen
de nuestras propias trincheras, de nuestras propias ideas fijas y no quedarnos
condenados a un lugar de inmovilidad.
No seremos nosotros quienes podamos
desvelar este conflicto porque nuestra posición, al igual que los elementos
atmosféricos, es también inestable. Proponemos una liberación de imágenes y
desplazamientos en una aparente relación de estabilidad. Seremos un señuelo,
fijaremos los objetos en un espacio en el tiempo que dure la muestra y quien
mire deberá hacer su operación y en todo caso su propia receta: tierra, aire,
agua. Moler y mezclar bien. Luego sentir.